- INFORME | CHINA, BRICS Y LA RECONFIGURACIÓN DEL PODER GLOBAL
- Transición hegemónica y gobernanza multipolar

En las últimas décadas, el orden mundial atraviesa una reconfiguración significativa, caracterizada por la pérdida de la primacía anglo-estadounidense y la emergencia de nuevos polos de poder. China ha transitado de una posición de semi-periferia subordinada a un rol central en la economía global, consolidando una proyección geopolítica cada vez más activa. La Iniciativa de la Franja y la Ruta expresa esta estrategia, al promover la conectividad e integración económico-financiera que refuerzan su influencia global.
Este ascenso se ha articulado también con alianzas estratégicas, particularmente con Rusia, con la que mantiene desde mediados de los años noventa una asociación basada en la igualdad, la confianza mutua y la coordinación en asuntos internacionales. La cooperación entre ambos se proyecta dentro de los BRICS, fortaleciendo su capacidad de incidencia en la economía global y reafirmando su visión compartida de un mundo multipolar. En este sentido, la reciente cumbre de los BRICS destacó iniciativas concretas de integración regional, como el compromiso de Brasil y China de iniciar estudios conjuntos para un corredor ferroviario bioceánico que conectará el Atlántico con el Pacífico, atravesando Brasil, potencialmente Bolivia, hasta llegar al puerto peruano de Chancay, un proyecto que combina infraestructura, desarrollo económico y proyección geopolítica.
Simultáneamente, la Cuarta Reunión Ministerial del Foro China-CELAC consolidó un esquema de diálogo birregional y subrayó la voluntad de articular una agenda común del Sur Global. América Latina se consolida así como un actor estratégico en la configuración del nuevo orden multipolar, en paralelo con la promoción de un modelo alternativo de gobernanza global por parte de China. Este equilibrio se refleja también en la relación de competencia con la Unión Europea, mediada por la necesidad de mantener canales de diálogo que permitan gestionar tensiones sin interrumpir la cooperación. Dentro de este complejo escenario, Taiwán continúa siendo un punto neurálgico en las tensiones del Indo-Pacífico.